“Para 2025, habrá aproximadamente 27 mil millones de dispositivos IoT conectados. Alguien tendrá que fabricarlos, y los OEM se están preparando para permitir que se integren tantas funciones como sea posible en los dispositivos que construyen”.
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IoT se basa en la eficiencia de fabricación para sacar al mercado volúmenes masivos de dispositivos a un precio aceptable y lo suficientemente rápido como para aprovechar las oportunidades.
Los fabricantes se han enfrentado al desafío de garantizar que todas las capacidades que necesita un dispositivo IoT se puedan acomodar en factores de forma a menudo pequeños sin causar interferencias o un consumo de energía excesivo. Estos problemas de diseño luego se convierten en problemas de producción, ya que el entorno de la fábrica debe poder tener en cuenta las variaciones mientras se trabaja dentro de las limitaciones de tamaño, peso y precio.
La ventaja de agregar tantos bloques funcionales como sea posible en el punto de fabricación es que simplifica y acelera la implementación y la instalación de dispositivos IoT, lo que permite que los casos de uso se hagan realidad más rápido, menos costoso y con interacciones manuales o físicas minimizadas.
Sin embargo, existen importantes complejidades de producción, seguridad, conectividad, confiabilidad y problemas de cumplimiento que los OEM deben superar y deben hacerlo a medida que sus líneas de producción se amplían para satisfacer la demanda de la próxima generación de dispositivos IoT.
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